Según la crónica "Historia Verdadera de la Conquista de la Nueva España" del historiador español Bernal Díaz del Castillo, la primera "taquiza" conocida tuvo lugar durante la conquista y fue preparada por Hernán Cortés para sus comandantes en Coyoacán. El taco, en cambio, ya era un componente de la cocina del México prehispánico.
El taco es un elemento básico de la cocina mexicana, y su versatilidad y metamorfosis son evidentes. Los tacos de langosta o mantarraya pueden encontrarse en Baja California y Baja California Sur, mientras que los tacos de cochinita pibil o de tzic, hechos con carne de venado, pueden encontrarse en Yucatán.
La evolución
Aunque la tortilla es la base de todo taco, Deborah Holtz, coautora de "La Tacopedia", afirma que cualquier comida mexicana puede enrollarse en una tortilla. Actualmente, hay varios sustitutos disponibles, incluyendo hojas de lechuga, rodajas de jícama o piña, espinacas y repollo, los cuales son opciones fantásticas para las personas que buscan añadir variedad a su dieta sin dejar de ser fitness.
Muchos restaurantes y taquerías, abrazan esta progresión y proporcionan tacos de estilo gourmet con arrachera, campechanos, y tacos de caramelo, los cuales se hacen a la preferencia del cliente y se sirven con queso fundido, en algunos lugares. Del mismo modo, ciertos establecimientos atienden a los fanáticos de los mariscos con un plato que incluye camarones de pacotilla acompañados con crema de chipotle.
Los ingredientes
La amplia gama de tacos de la República Mexicana es tan diferente como su cultura; en cada zona se emplean los componentes más emblemáticos del estado, como tortillas de harina, de maíz, pescado, carne o verduras. Lo mismo ocurre con las salsas, que desde el siglo XVIII se utilizan con más frecuencia, ya que realzan el sabor del platillo.